martes, 5 de octubre de 2010

Paul Conroy estuvo aquí


Todo lo que dicen de Buried es cierto: es la película más angustiosa que recuerdo haber visto en el cine, y suerte que tras los primeros diez minutos el director Rodrigo Cortés nos suelta un poco el cuello porque si no habría muertos en cada proyección. La historia del transportista norteamericano que sufre una emboscada en Irak y despierta en un ataud junto a un móvil y un mechero es un clásico instantáneo que funciona de maravilla como cuento de horror (en la mejor tradición de los enterrados vivos de Edgar Allan Poe), como película de microacción desarrollada íntegramente en el espacio más angosto del mundo, o como alegoría de toda clase de angustias e iniquidades que aprisionan al individuo contemporáneo. Gran trabajo de Ryan Reynolds, un actor no muy conocido que está a diez minutos de convertirse en superestrella como protagonista de Green Lantern. Eso sí, buen rollo, lo que se dice buen rollo, no da.