viernes, 3 de julio de 2009

No hay quien pueda contra la entropía


No pensaba escribir nada sobre Michael Jackson porque bastante ruido ha habido ya, pero hoy me ha dejado impresionado esa grabación en la que se le ve ensayando para su inminente reaparición en Londres.
Es el impacto de verle por última vez haciendo de Michael Jackson, pero del de verdad, del artista superdotado que recordábamos de los buenos tiempos, antes de las operaciones y los escándalos, antes de que se transformara en un nuevo fantasma de la ópera pasto de la prensa amarilla. Darse cuenta de que para él la posibilidad de redención no era tan absurda, que Jackson no era todavía ese despojo alucinado que suponíamos o nos contaban sino que estaba trabajando como un burro para volver a ser grande y pagar las facturas sin tener que pasar por el trago de morirse a cambio del reconocimiento mundial y el perdón de sus pecados reales o supuestos. A estas alturas, sin embargo, el daño era tan grande que quizá el esfuerzo acabó siendo demasiado para él. Próxima exclusiva de The Sun sobre el caso: la autopsia lo confirma, a Jacko lo mató la segunda ley de la termodinámica.

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