domingo, 2 de mayo de 2010
Sintonías pavlovianas
Cuando el pérfido y hortera productor de cine y tv Jerry Bruckheimer, a quien debemos, entre otras modernas plagas, la práctica totalidad de la carrera de Michael Bay, sea juzgado por crímenes contra la humanidad, tal vez su única ocasión de salvar el cuello sea alegar ante los miembros del jurado una única buena acción: “¡Yo descubrí a los Who!”
Lo cual, si no históricamente cierto, será la pura verdad al menos para las sucesivas generaciones que ni siquiera habían nacido cuando estos míticos carrozas de la era perdida de los titanes del rock dominaban las ondas. Bruckheimer es el productor de la gran familia CSI (Las Vegas, Miami y Nueva York), donde cada serie de la franquicia emplea como sintonía un tema distinto de la banda británica (Who are you, Won´t Get Fooled Again y Baba O´Reilly, respectivamente).
Pete Townshend y Roger Daltrey, tras vender al diablo tres de sus clásicas a cambio de un lugar al sol en su años postreros y una fortuna en royalties, y ya metidos en el negocio de las musiquillas televisivas, incluyeron en su album de 2006 Endless Wire una canción sobre la forma en que algunas de estas sintonías estremecen el corazón hasta de los tíos más adustos y encallecidos, actuando como una especie de pasaje de vuelta a los emociones más puras e intensas de la infancia. Se llamaba Mike Post Theme, homenaje de Townshend a un auténtico profesional de la música para televisión, el hombre que compuso los temas de El Equipo A, MacGyver, Magnum PI, El gran héroe americano, Blossom, Remington Steele, Canción triste de Hill Street, La ley de Los Ángeles y un ciento más. Mike Post (Los Angeles, 1945) es el responsable de buena parte de la memoria sentimental televisiva de los niños de los 80 y no sé a qué espera la puñetera Generación Nocilla para hacer algo útil con su nostalgia y lanzarse a reivindicar a este genio casi desconocido (desde aquí queda hecho el llamamiento).
Los músicos de televisión sufren un estigma parecido al que solían padecer los actores de TV: por buenos que sean nadie los toma en serio hasta que triunfan en el cine. Algo así le ha pasado a Michael Giacchino (Riverside Township, Nueva Jersey, 1967), que empezó componiendo música para videojuegos (Lost World: Jurassic Park, Call of Duty, Medal of Honor) hasta que J.J. Abrams lo llamó para trabajar en la música incidental de su serie Alias, iniciando una fructífera colaboración que en la pequeña pantalla han prorrogado con Lost y Fringe* y, en el cine, con la banda sonora de los dos largos que ha dirigido el astuto gafapasta, Misión Imposible III y Star Trek (además del tema final de Cloverfield, película sin música por lo demás).
Pero donde el gran público ha acabado por descubrir a Giacchino ha sido en sus trabajos para Pixar: la banda sonora de Los Increibles (formidable pastiche sesentero del sonido de John Barry para la serie Bond), Ratatouille y finalmente las agridulces melodías de Up por la que este año se ha llevado con toda justicia el oscar a la mejor banda sonora. Merecido porque Giacchino es uno de los mejores compositores surgidos en la última década, dueño de un sonido inconfundible marcado paradójicamente por los contrastes: además de un dominio tremendo de la melancolía en sus melodías casi satinianas, es un maestro en la creación de atmósferas de tensión con instrumentación ruidista y cacofónica, y un poderoso autor de temas de acción pura y dura con gran presencia de la percusión. ¿Y dónde mejor para exhibir su gama completa de registros que en la serie que es tantas series a la vez? (relato de supervivencia, aventura mitológica, culebrón, ciencia ficción, cuento dickensiano, serie de médicos, cine oriental de gangsters...).
Hace muchos años le escuché decir en la radio a Santiago Segura que, si coges una escena de un tío saltando bancos en el parque y le añades la música de Misión Imposible (del argentino Lalo Schifrin), hasta esa tontería de repente ya parece algo. Lost no depende hasta esos extremos de su banda sonora (cuenta con otras muchas virtudes: grandes ideas, los guionistas más temerarios del mundo y un magnífico reparto) pero la música de Giacchino es bastante más que un personaje más: en muchos sentidos es el alma de la serie.
Como muestra, este anuncio tan divertido que sirve de promo para el inminente final de la aventura, pensado a mala idea para dejar a cualquier fan de la serie con los ojos empapados... ¿Será porque nos reconocemos a nosotros mismos dentro de tres semanas, o será más bien una simple respuesta condicionada a seis años de escuchar esa musiquilla en los momentos más tristes de la serie?
*Giacchino firma la música incidental pero el propio Abrams, que es un manitas tipo Amenábar, es quien ha compuesto los temas centrales de Alias y Fringe además de diseñar personalmente sus títulos de crédito. También diseñó los de LOST que, en cambio, como tantas otras series contemporáneas que van justas de tiempo con tanto anuncio, carece de tema principal.
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