El cine está muy caro y hay que ser selectivos: pasad de Shutter Island y leeros el libro (robado de la biblioteca o incluso comprado en edición de bolsillo, cualquier opción resultará más económica).
La cosa va de un poli (Leo DiCaprio) que llega a la tétrica isla del título para investigar la desaparición de una paciente del psiquiátrico de delincuentes peligrosos del doctor Cowley (Ben Kingsley). Son los años 50 (época dorada de la paranoia) y se nota: la fuga no parece tener sentido, el personal no colabora y se acerca una tormenta con pinta de huracán que amenaza con dejarles incomunicados. ¿A que promete?
Pues así así... Según la muestra no representativa a la que he consultado, la película despierta reacciones opuestas según si estás o no en el ajo de los secretos del argumento. Los que no, la disfrutan de menos a más: fascinados por la atmósfera desquiciada, los ominosos personajes y los flashbacks al pasado del protagonista, el final les acaba decepcionando ("Ah, pero, ¿era ésto?"). En cambio yo, que ya iba prevenido (es una adaptación practicamente literal de la novela de Dennis Lehane), hacía tiempo que no me aburría tanto en el cine como durante la mayor parte de Shutter Island: ni el ejercicio de estilo de Scorsese consiguió que me importaran una trama y una ejecución tan convencionales, como si se tratara de un thriller clásico de los años 50 que hubiera sido fusilado mil veces desde entonces. Sin embargo, pasando del misterio, sí que me creí la intensidad emocional del último tercio, muy bien sostenida por DiCaprio, que es la que acaba salvando los muebles de un Scorsese (muy) menor pero decente, un capricho nostálgico de cine de género que no dejará huella.
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