domingo, 2 de marzo de 2008
Las navajas las carga el diablo
Primero las advertencias: Sweeney Todd es un musical y las canciones no están dobladas sino subtituladas en castellano, y cantan tanto que los diálogos (que sí están doblados) no deben de llegar ni a diez minutos. Como pudiera ser que esta circunstancia echase para atrás a una parte del público habitual de Tim Burton y Johnny Depp, es natural que la publicidad de la película haya preferido no mencionarlo para no arruinarles la sorpresa.
Segundo: Sweeney Todd es una película truculenta en la que la sangre fluye literalmente a chorros, un melodrama folletinesco de venganzas, amores, locura, canibalismo, pequeña empresa y apurados perfectos, creado en 1979 por Stephen Sondheim (música) y Hugh Wheeler (letras) a partir de la figura de un legendario barbero asesino de comienzos del siglo XIX varias veces llevado a la ficción. La cosa empieza en plan Conde de Montecristo, con un inocente encarcelado (Depp) que regresa a Londres para matar al gran Alan Rickman, el juez pervertido y corrupto que se lo quitó de en medio con la simple intención de apoderarse de su esposa. Lo curioso es que, entre que culmina su venganza, el barbero da un sorprendente rodeo por el mundo de los negocios bajo los auspicios de la Sra Lovett (Helena Bonham Carter), que hasta el momento languidecía vendiendo las peores empanadas de Londres a falta de buena materia prima.
A mí lo de las canciones en versión original me parece estupendo porque no conocía la obra y se agradece muchísimo escucharlas intactas sin pasar por la trituradora de la traducción ripiosa. Y qué pedazo de canciones (las escucho ahora mismo mientras escribo): siniestras, románticas, burlonas, cínicas, en ocasiones recuerdan a un Danny Elfman superpolifónico y otras suenan a algo mucho más lírico e inocente (una inocencia pisoteada y marchita, como un West Side Story representado por los internos en el corredor de la muerte). Todos los actores se lucen interpretándolas y las ajustan a sus posibilidades vocales sin florituras ni gorgoritos, interiorizándolas como otro ritmo más en el discurso del personaje. Depp y Bonham Carter, que cantan estupendamente, están especialmente intensos en esta versión decimonónica y psicótica de Bonnie & Clyde, él un vengador desquiciado muerto por dentro salvo para el arte de la navaja (como se agradece verle quitarse de encima el registro del puñetero Jack Sparrow), y ella una amoral profesional de la hostelería inútilmente enamorada de su inquilino barbero, perdida en sus sueños de pequeñoburguesa normalidad. Dentro del absurdo general de la trama, ambos consiguen darle a esta pareja de asesinos en serie un punto de verdadero patetismo.
Tim Burton anda por ahí diciendo que el único musical que le gusta es, precisamente, Sweeney Todd (¿y Pesadilla antes de navidad, qué?); supongo que lo que pasa es que no ha visto ninguno y la verdad es que se le nota; la cámara parece a menudo un invitado incómodo que no sabe donde meterse para no estorbar las efusiones melódicas de Depp y Bonham Carter, tomando primeros planos para hacer tiempo hasta que acaben y pueda salir disparada en uno de esos travelling que atraviesan la ventana y sobrevuelan la ciudad, casi lo único interesante que se le ocurre hacer (vamos, que la coreografía no es lo suyo). Burton se ha acostumbrado demasiado a que el diseño de producción le haga todo el trabajo pero esta vez no queda otra que alabarle la excelente dirección de actores y que no se haya dejado intimidar por el estudio para rebajar el elemento gore (que resulta bastante chocante en una gran producción de este estilo). La película me ha gustado pero posiblemente es válido el reproche de que le ha quedado demasiado seria y solemne para lo desquiciado y bizarro del material (hay partes más humorísticas que supongo que irán más en el tono de la función de Broadway, como las intervenciones del barbero rival Pirelli –el magnífico robaescenas Sacha Baron Cohen- o los planes para el futuro de la señora Lovett). Pero aún así, tras tanta mediocridad genialoide como ha venido entregando ultimamente para desesperación de sus fans, Sweeney Todd es la mejor película de Tim Burton en mucho tiempo.
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