sábado, 20 de septiembre de 2008

Presidents Are Us


Esto habría tenido más gracia hace dos o tres semanas, antes de que se derrumbaran los cimientos financieros internacionales curando de golpe la fiebre mediática en torno a Sarah Palin, no sé si la recordáis: flamante candidata a vicepresidenta con el republicano McCain, encantadora gobernadora de Alaska y madre numerosa amante de la biblia, las armas y la guerra con Rusia, que guarda todo su escepticismo para la evolución de las especies y el cambio climático y que, a poco que le sonría la suerte, puede acabar siendo perfectamente la primera mujer comandante en jefe de la mayor potencia nuclear del planeta...

La imagen superior corresponde al episodio de la 19ª temporada de Los Simpson (primera tras la película) titulado E. Pluribus Wiggum: Springfield (por prolijas razones que no vienen al caso) adelanta varios meses sus primarias a la presidencia convirtiéndose en la primera ciudad del país en elegir candidatos, lo que atrae todo un circo electoral y mediático que termina sacando de quicio a sus ciudadanos. Homer propone sabotear la elección eligiendo al candidato más ridículo que se les ocurra. “¡A mí, a mí!”, exclama feliz el jefe Wiggum. “No, pero se va acercando…”, musita Homer... El ganador de las primarias de Springfield termina siendo Ralph, el hijo de ocho años de Wiggum, pero lo que empieza como broma va creciendo como una bola de nieve monstruosa porque Ralph, tan sencillo e ingenuo y con esas chorradas tan graciosas que suelta, resulta un soplo de aire fresco que se gana el corazón del país y demócratas y republicanos empiezan a darse de tortas por conseguir que sea su candidato. Lisa Simpson se pone histérica viéndolo por la tele: “¡Ralph no puede ser presidente, es el niño más tonto de la clase de los rezagados en lectura! ¡Y la constitución dice que el presidente tiene que tener como mínimo treinta y cinco años!”. “¿La constitución?”, se extraña Bart “¿No se la cargó la Patriot Act para defender nuestras libertades?”.

No estoy seguro de que sea un gran episodio de Los Simpson (el tema principal tarda mucho en entrar, acaba abruptamente y el pobre Ralph sale mucho menos de lo que se merece) pero es una sátira terrorífica sobre los nuevos mecanismos de la democracia americana y sobre las virtudes que hoy día se exige que tenga y que no tenga un candidato…


Lenny: -Voy a votar a Ralph Wiggum para presidente. Su sonrisa fácil me hace sentir que todo va bien aunque sepa que no es cierto.

Aunque Marge intenta tranquilizar a su hija (“Lisa, debes tener fe en el sentido común del votante medio”), el episodio termina con Ralph como el único candidato de ambos partidos, con un anuncio electoral en el que, sentado en las rodillas de la estatua de Lincoln en el Capitolio, le pide regalos como si fuera Santa Claus: “Quiero un triciclo, y un perro que no se coma mis hot wheels, y un futuro más brillante para América. ¡Soy Ralph Wiggum y he sido un niño bueno!”.



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