lunes, 27 de octubre de 2008

Fallo de inteligencia


Se ha dicho que Quemar después de leer cierra para los Coen (junto con O Brother y Crueldad intolerable) una improvisada trilogía de la idiotez protagonizada por George Clooney. Como la idiotez es una constante desde el primer día en el cine de los dos hermanos, quizá se pueda buscar un tema unificador de más peso en la creciente impotencia de la autoridad: En Fargo, la campechana sheriff interpretada por Frances McDormand resolvía el caso aunque no terminase de entender cómo alguien podía cometer una serie de actos tan terribles. En No es país para viejos, en cambio, el sheriff de Tommy Lee Jones se acaba jubilando incapaz de salvar ni detener ya a nadie en un mundo espeluznante que le desborda. Finalmente, en Quemar después de leer (brutal desmitificación del cine de espías y superagencias Gran Hermano a cuyas redes nada se les escapa) el personaje de J. K. Simmons (jerifalte de la CIA) se conforma con escuchar de cuando en cuando un informe incomprensible con cara de perplejidad, lavarse las manos y quitarse literalmente el muerto de encima. Quizá el supersatélite espía pueda verlo todo verlo todo desde el cielo, como en el plano que abre y cierra la película a semejanza del ojo de Dios, pero el caso es que a este Dios ni le importa ni se le espera.

Los responsables de la seguridad nacional de esta historia son, sin excepción aparente, un puñado de gilipollas patéticos y mezquinos, el peor de todos el analista de la CIA interpretado por John Malkovich, capullo desagradable y colérico que prefiere dimitir antes que aceptar que le trasladen a un puesto menos sensible donde no cause problemas su afición a la botella. Igual de imbécil aunque trabaje para otra agencia es el personaje de George Clooney, un adicto al footing y al sexo extramatrimonial que se acuesta con media ciudad y a todas, por ejemplo la fría e implacable mujer de Malkovich (Tilda Swinton) les jura que lo suyo va en serio. Pero tampoco es que los civiles eleven mucho el listón: Frances McDormand, que trabaja en un gimnasio junto a Brad Pit (un chico majo al que le falta un hervor), anda desesperada por hacerse unas operaciones de estética con las que cazar un hombre, completamente ciega al amor perruno que le profesa su encargado (Richard Jenkins). Cuando se traspapelan las memorias de Malkovich todos estos personajes tendrán la mala fortuna de cruzarse en una de esas historias originales que sólo pueden ser de los Coen, donde una mala decisión tras otra se suman para formar una bola de nieve de consecuencias imprevisibles. Después es sólo cuestión de énfasis que el resultado sea una comedia negra o un drama espeluznante.

Esta ha salido comedia, bastante contenida y realista al principio, progresivamente más desquiciada conforme cada cual va perdiendo los papeles (y así te acabas riendo a carcajadas de situaciones que contadas de otra forma te helarían la sangre). En último extremo Quemar después de leer acaba pareciéndose mucho más en tono a El quinteto de la muerte original que el remake que los propios Coen hicieron hace unos años con Tom Hanks: un cuento cruel, engañosamente ligero, sin más moraleja que el respeto que hay que tenerle al factor humano: nadie sabe nada y hay que ser imbécil para creerse lo contrario.

0 comentarios: