
Hacía un millón de años que no pasaba una Noche de Reyes como esta, dando vueltas sin pegar ojo hasta que, aún de madrugada, la tensión podía conmigo y me levantaba corriendo a abrir los regalos. Esta mañana, en lugar del chasco habitual, he puesto la tele a las 6 y ahí estaba Obama en Chicago dando un discurso de agradecimiento que sonaba bastante histórico. Lo que llevamos de siglo XXI nos lo han destrozado a picotazos los halcones de las profecías autocumplidas pero hoy, para variar, hemos probado un trozo de clásico y verdadero futuro. ¿Continuará?
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