Tim es un huerfanito sin amigos y con miedo a la oscuridad que todas las noches habla con una estrella que su madre le dejó dedicada. Una noche en particular en que sale a la azotea, ve de pronto apagarse su estrella, y luego otra, y otra más… Ante una crisis de ese calibre Tim no puede ni pensar en irse a la cama, lo cuál saca de quicio al Pastor de gatos, fabulosa criatura que supervisa a las manadas de felinos que van ronroneando por los tejados para inducir a los niños al sueño. Mientras la oscuridad avanza, Tim obliga al Pastor a que le lleve a ver al responsable supremo de todo lo que ocurre durante la noche (de los que revuelven el pelo a los niños, los que hacen cantar a los grillos, los que se inventan los sueños, los que ordenan la luna y las estrellas, los que les hacen mearse en la cama), el señor Moka, jefe de Nocturna.
Da un poco de rabia no poder recomendar con más entusiasmo una obra que se merecería un 10 por la ambición que despliega y el evidente esfuerzo y el talento invertidos… La dirigen y escriben los debutantes Adriá García y Víctor Maldonado, que previamente habían trabajado como dibujantes y animadores en Las tres mellizas y El Cid, y que se declaran admiradores de Miyazaki (obviamente), pero también de Brad Bird y de Sylvain Chomet (Bienvenidos a Belleville).
En comparación con tan ilustres referentes, Nocturna es un excelente primer intento que no acaba de satisfacer semejantes expectativas; se para justo al borde de ser la maravillosa rareza que prometía para quedarse simplemente en una notable película de animación, quizá demasiado terrorífica para los niños y puede que un poco demasiado simple para los adultos malacostumbrados a la deslumbrante narrativa de Pixar y los estudios Ghibli.
En parte, sin duda, el problema es la pasta... Estéticamente, la película es una obra de arte: el diseño de personajes, los fondos, las composiciones, lo nunca visto en la animación española (en 2d, por cierto)… pero no siempre: de cuando en cuando me distraigo contemplando algunos volúmenes bastante feos silueteados en plan automático (se ve que a todo no se puede llegar). En ocasiones el ritmo de la historia es demasiado acelerado como para hacer justicia al flujo de buenas ideas en torno a este mágico universo funcionarial que administra las noches de los niños; se echa en falta un poco más tiempo y más detalle (tiempo=dinero, y más en el caso de la animación).
Pero no solo es cuestión de presupuestos: a la dirección, aunque competente, le falta un poco más de nervio y los personajes, un tanto impresionistas, se quedan algo desdibujados y faltos de carisma (salvo el Pastor de Gatos, un gran trabajo de Imanol Arias sonando como un auténtico profesional del doblaje, y Murray el luminoso (Joan Pera), una especie de Curry de los Fráguel con una bombilla en lugar de culo). De la aportación de Carlos Sobera y una tal Natalia de Operación Triunfo, supongo que lo mejor que se puede decir es que no causan estragos. Por otra parte, no creo que la moraleja de la historia tenga mucha aplicación para los mayores de 6 años…
Con defectos y todo, Nocturna queda como una película de animación original, entretenida, vistosa y bien por encima de la media, más que capacitada para enfrentarse a tanto animalito parlante, pingüino y ogro que sin embargo se acaban llevando a todos los niños de calle con su fuerza superior de marketing; ojalá que recupere y multiplique su inversión y que este equipo artístico tenga ocasión de saltar más lejos en el siguiente intento. Yo, lo que es mi entrada, ya la he pagado...
2 comentarios:
Pienso que la magistralidad de la animación eclipsa la historia en sí y que la solidez del guión y el empaque de las tramas pierden engarce y consistencia debido a una cierta ostentación visual. El público infantil no tiene la capacidad de percatarse de esta dicotomía y por ello, en algunas ocasiones, sobre todo al comienzo de la película, llega a perderse y a distraerse imbuído en una prosa densa y en un flujo de metáforas complejas que no alcanza a comprender y le obliga a exigir explicaciones, a menudo, al adulto que le acompaña. En efecto, tal y como comenta Alberto, resulta una obra maestra, digna de recomendación, pero más apropiada, sin duda, para algunos espectadores mayores de 18 años que todavía disfrutamos con deliciosos productos como este. Excepcional iluminación, que te sumerge en una peculiar atmósfera nocturna, algo claustrofóbica, de una manera sutil, pero rotunda y soberbia.
¡Y todo eso sin cantar una sola canción!
La verdad es que no tengo ni idea de cuál es el potencial espectador ideal para una película como ésta (he leído que la intención inicial era hacer algo bastante más oscuro pero que la productora les paró los pies). Lo que les han dejado hacer es quizá demasiado denso y violento para los críos (y con pocos chistes con los que reirse de verdad) pero tampoco acaba de funcionar del todo como fábula para adultos. ¿La recomendamos para preadolescentes con insomnio? ¿Para adultos con principio de alzheimer? La respuesta, no en el viento sino en la próxima encuesta del CIS...
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