¿Os sabéis ese chiste de Borges del cartógrafo que se estaba haciendo un mapa, y lo quería hacer tan detallado que, para que le entrara todo, al final lo tuvo que hacer a tamaño natural, tapando con el mapa lo que éste representaba?
Vale, no es exactamente un chiste, y es posible que esté confundiendo a Borges con Michael Ende, pero la moraleja del caso, queridos lectores, es que últimamente, debido a un súbito cambio en mi situación laboral, no me dan las horas del día para mantener el ritmo habitual de actualizaciones al que os tengo (tan mal) acostumbrados (?). Esto trae dos consecuencias:
1. Se resiente la calidad del producto; y eso admitiendo de entrada la absoluta y deliberada intrascendencia de la pila de material que he venido amontonando desde julio, de interés objetivo prácticamente cero salvo en lo de permitirme ejercitar los dedos para prevenir la artritis. Pero es que para tochos soporíferos ya está el blog de Pepe Blanco...
2. Los ratos libres dedicados al blog se hacen a costa de reducir a la inexistencia mi tiempo para actividades extraescolares, con lo que cada vez tengo tengo menos tema del que hablar (véase punto 1).
Aún así, hay días raros en que los temas se amontonan, algunos se quedan fuera del mapa y no siempre acierta uno con lo que escoge y lo que no. Así por ejemplo:
-No escribí un comentario sobre Heart of Gold, el concierto de reaparición de Neil Young tras su aneurisma cerebral filmado por Jonathan Demme, porque no me ví capaz de contar debidamente la impresión que me causó ver y oir a aquel señor viejo, tocando con sus viejos amigos las canciones que compuso como recapitulación durante los meses en que se vió con un pie en la tumba.
-Acabé de leer El glamour de Christopher Guest, el autor de El prestigio, y no escribí nada al respecto porque el final de esta novela sobre una subcultura de hombres invisibles me dejó tan desconcertado que aún no estoy seguro de si me gustó o no (creo que sí).
-Fui dejando pasar el momento de escribir sobre Ice Heaven, un comic costumbrista e irónico de Daniel Clowes (vidas cruzadas en un pueblecito de la América profunda), cogido en la biblioteca y que me pareció magistral (a falta de una segunda lectura que no tuve tiempo de darle)…
Y así unas cuantas historias que podrían haber dado más juego que comentar dos veces Death Proof o repetir noticias de internet que se pueden leer en cualquier lado. Mil perdones.
Todo lo cuál no es más que un simple desahogo y reflexión de cara al futuro para hacer tiempo y cumplir con la actualización del martes, y no anuncia cambios inminentes (uno se acaba enganchando a esto de hablar solo). Agenda en flujo cuántico para los próximos días: escanear alguna muestra de las ilustraciones de Liniers para el último disco de Calamaro, un comentario sobre el libro de cuentos de Woody Allen (que me despaché este fin de semana de un tirón), algo sobre Jekyll, miniserie extraordinaria de la BBC que Cuatro dice que emitirá este trimestre…
Y a ver si subimos un poquito el nivel, coño.
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