Se ha muerto Bergman, que era un señor que se había retirado del cine unas cuantas veces para irse a vivir a una isla de ermitaño, pero que siempre volvía a asomar la cabeza por algún lado, bien escribiendo guiones que otros le dirigían, bien rodando películas para televisión; la última, Saraband, de 2003, la hizo con 85 años y era tan bestia, lúcida y radical como cualquiera de las suyas, o hasta un poquito más; yo la ví hará cuatro o cinco meses y me dejó convencido de que este hombre no se iba a morir nunca. Aún no me explico como le han podido engañar...
miércoles, 1 de agosto de 2007
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